La evidencia indica que un importante número de enfermedades agrupadas bajo esa denominación pueden ser tratadas si son detectadas tempranamente a partir de controles médicos periódicos y sosteniendo un estilo de vida activo en el cuidado de la salud, evitando el sedentarismo, el cigarrillo y las bebidas alcohólicas.
Históricamente, la alta carga de mortalidad a causa de cáncer, estimada en los últimos años en 8 millones de muertes anuales, ha llevado a la humanidad a experimentar en búsqueda de la cura.
Alrededor de esta búsqueda se han creado mitos y miedos que muchas veces contradicen los avances oportunos de la medicina. En consecuencia, Río Negro adhirió a la campaña nacional “Hablemos de Cáncer” que, por iniciativa del Ministerio de Salud de la Nación y la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, apunta a reforzar en el imaginario social aquellas verdades que han significado aportes fundamentales para la cura y el tratamiento de esta enfermedad.
La coordinadora Comunicación e Información Pública del Ministerio de Salud de la Nación, Valeria Zapesochny, explica que la campaña “la lanzamos en concordancia con la conmemoración del Día Mundial contra el Cáncer, y tiene como principales canales de divulgación la página web del ministerio (www.msal.gov.ar) y las redes sociales, pero también consta de herramientas como spots audiovisuales y variado material gráfico en el que personas que tienen o han tenido algún tipo de cáncer relatan sus experiencias en torno a la dolencia”.
“El eje central de la campaña –explicó-, una de las primeras que se realizan desde el Estado en torno al cáncer, es reflexionar sobre una enfermedad rodeada de falsas creencias, mitos y estigmas que pueden reducirse a partir de la comunicación”.
En Río Negro, miles de personas han pasado por estudios de diagnóstico y tratamientos en Hospitales públicos de la provincia. Laura y Ángel, ambos trabajadores del Ministerio de Salud, atravesaron la experiencia y relataron sus principales vivencias y aprendizajes, que también derriban mitos y son la muestra viva de que el cáncer puede curarse.
Laura tiene 50 años y realizó distintos tratamientos que la ayudaron a recuperarse de cáncer de cuello uterino. “Al principio se tiene como una fobia, miedo al control médico, como mucha gente. Miedo al diagnóstico. La otra vez encontré una frase que me recuerda cómo tengo que ser que dice que una persona valiente no es la que tiene miedo, sino la que, a pesar de tener miedo, sigue adelante”.
“En realidad –relata- cuando uno tiene el diagnóstico de cáncer la primera idea a la que lo asocia es a la muerte. En ese momento tenía a mis hijos muy chicos y estaba desesperada por sobrevivir, por ver qué hacer, cómo iba a arreglarme, qué me iban a hacer”.
“El tratamiento fue duro pero también era duro antes del tratamiento. Hice rayos y quimioterapia. Pero hasta que llegué totalmente al diagnóstico la pasé muy mal”.
La experiencia de Laura enfrentando esta enfermedad comenzó 7 años antes de su propio padecimiento, acompañando a su esposo que logró superar el cáncer.
“Mis hijos eran más chicos -recuerda. Por ahí decíamos “por qué a nosotros” pero bueno… Me cuesta mucho verbalizar. Me cuesta decir los temores. A mucha gente le pasa que le cuesta escucharse por el miedo. El miedo me paralizó muchas veces. Y la ginecóloga, que me ha sostenido todo este tiempo me decía “es lo que te tocó”. Al principio puede sonar duro. El día que me lo dijo estaba muy triste pero dije es lo que me tocó pero es lo que puedo enfrentar”.
Ángel, con 62 años, relató orgulloso su lucha que en 2012 recibió el alta definitiva luego de padecer cáncer de pulmón a causa de la adicción al cigarrillo que arrastró durante más de 40 años y que abandonó antes de que le diagnosticaran la enfermedad alarmado por su organismo.
“Yo comencé con esto a los 52, 53 años. No lo tomé con miedo. Lo tomé como una enfermedad cualquiera. Todavía no sabía bien a dónde apuntaba todo esto hasta que me hicieron un estudio y me dijeron que tenía algo muy malo. Supuestamente algo relacionado al cáncer. Entonces le pregunté al médico “qué tengo que hacer” y me preguntó si tenía miedo. Realmente no, no tenía. Yo pienso que soy como una planta que nace, crece y se muere”.
Respecto del tratamiento, Ángel mencionó que “estuve así como 6 años. Después me vino cáncer por algún lado de la espalda. Cerca de la médula apareció una célula cancerígena. En esos momentos uno no quiere saber más nada. Pero dije “la voy a luchar”, me hice todos los estudios y en el 2012 me dieron el alta. Hasta ahora estoy sin ningún problema. Estoy como una persona normal”.
“Cuando te asustás –describe-, dejás todo. Yo podría haber seguido fumando pero al cigarrillo no lo agarro nunca más. Conozco gente que tenía medio pulmón y seguía fumando. Y decían “de algo hay que morir”. Eso también dije yo pero no sabés cómo me salvé. Yo gracias a dios estoy acá caminando porque dejé el cigarrillo, ¿qué otra cosa podría decirle a la gente?”.
Tanto Laura como Ángel sostienen que el acompañamiento de los afectos más cercanos es fundamental para afrontar los distintos obstáculos que implica recuperarse de cáncer. Mientras narraba con atención los recuerdos del tratamiento, Laura mencionó en muchas ocasiones a sus hijos, pequeños cuando acompañó a su marido en sus tratamientos y merecedores del mejor cuidado cuando enfrentaba el padecimiento en su propio cuerpo.
Ángel se emociona en aquellos pasajes que recuerda el acompañamiento incondicional de su mujer y sus hijos. “La que más me ayudo fue mi mujer. Mi mujer era la que me decía tenemos que viajar, tenemos que hacer estudios. Ella ponía todo. Andaba con la pastillita atrás mío. Yo por ahí no tenía ganas porque con el tema de las quimio (quimioterapia) te bajoneás, no querés saber más nada. Ella trataba siempre de acompañarme. No me dejaba nunca solo. Entonces, siempre digo que la mejor terapéutica es la familia. Tuve apoyo tanto de mi mujer como de mis hijos”.
Desde su experiencia, Laura le dice a la gente que “hay que cuidarse, ver las señales de alarma, ser más persistente en los controles. Yo obvié en algún momento los controles. Por el ritmo de todos los días decía que no. Por mi trabajo, ahora veo que todos los días la gente se sigue muriendo pero se muere más vieja. Eso quiere decir que hay más detección precoz y tratamientos. Y veo que mucha gente se cura. Yo me curé y mi esposo también lo hizo así que hay que tener fe y hacer lo que te dicen”.
“Al tipo que tiene cáncer por el cigarrillo le digo que si tiene fe y se quiere recuperar, va a salir. Yo la luché y salí. Y a los fumadores, que lo dejen cuanto antes”, aporta Ángel.
Los distintos tipos de cáncer y las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de muerte en el mundo, en nuestro país y también en nuestra provincia. Ambas están relacionadas al estilo de vida y a las decisiones que tomamos a la hora de consumir. Elegir una alimentación sana y variada en lugar de alimentos nocivos, actividad física regular en lugar de una vida sedentaria, cambiar el cigarrillo por ambientes libres de humo y evitar el consumo de sustancias dañinas como el alcohol nos aportarán calidad de vida y educarán desde la acción a las próximas generaciones. Hablar del tema en familia, con amigos y en la escuela serán la mejor campaña de prevención