Este cobarde accionar, en el que incluso se utilizó un arma de fuego para tratar de amedrentar al este trabajador de prensa, reviste un carácter gravísimo que supera cualquier tipo de análisis.
Más allá de la defensa irrestricta de la libertad de prensa y de expresión, el Gobierno condena este tipo de actos, protagonizado por una persona que a través de las más repudiables amenazas protagonizó una verdadera afrenta contra la integridad física de un comunicador social.
En tal sentido, el Gobierno se solidariza con Ocampo y ratifica su compromiso de llegar hasta las últimas consecuencias en la búsqueda de los responsables de este triste suceso.